martes, 10 de julio de 2012

Senderismo sin senderos




El título puede parecer extraño.
 Cuando hablamos de senderismo a todos nos viene a la cabeza un camino o sendero, más o menos ancho y más o menos marcado por el que conducir nuestros pasos a través de la naturaleza.

A veces conviene buscar los lugares menos transitados, un poco apartados de los circuitos balizados, donde los senderos no existieron o han sido borrados por el paso del tiempo, por el olvido, por el abandono. En ocasiones este fenómeno llega incluso a pueblos enteros.

Mostrar estos lugares es siempre delicado. Es como desvelar un secreto, intentando comunicar su sensible belleza, su frágil equilibrio. Desatando en tu interior la controversia entre el preservar ocultando o  prohibiendo o el guiar intentando enseñar.
Yo prefiero lo segundo.

Durante unos días he podido compartir algunos de estos lugares con un grupo del Servicio de Deportes de la Universidad de Burgos. Espero haber sabido mostrar la esencia de los rincones que hemos recorrido y, de alguna forma, dar unas pistas sobre una manera de vivir la montaña.

Seguro que volveremos a encontramos algún día en algún monte, puede que sin senderos.


Refugio del Gerdar, nuestro campo base para estos días.


Clots de Rialba - Valle de Arreu.


Sin senderos pero con puentes.


Orquídea. 


Pueblo abandonado de Arreu.



Estany Llong de Cabanes.
Al fondo Agudes de Pinetó y Espot.


Iglesia románica de Son. 
Punto final del último recorrido.


4 comentarios:

  1. La mayoría de ocasiones... son los trazados que elegimos fuera de la senda marcada los que nos hacen descubrirnos a nosotros mismos.
    Pequeño y bonito reportaje, Angel.
    Un abrazo
    Miguel

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  2. Gracias Angelito por guiarnos preservando y enseñandonos, siempre es un placer compartir un sendero, un camino, una montaña, un estany o una cenita con todo un "profesioná". Un beso fuerte y muchas gracias por tu dedicación que va mucho más allá de guiar por senderos, existan o se hayan perdido.

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  4. Grande Angel, todavía tenemos la suerte de encontrar rincones solitarios y silenciosos por nuestros montes. Solo hay que salirse de las rutas turísticas y domingueras donde la gente se revienta a andar para hacer cuatro fotos sin saber como se llaman los lugares que plasman. Siempre tendremos algún lugar fuera de esas rutas y donde dejaremos un suspiro nuestro y un permanente recuerdo en nuestra cabeza.

    Un fuerte abrazo.

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