lunes, 6 de agosto de 2012

Regalar montañas


¿Cómo se puede regalar una montaña?

No se puede envolver, es muy grande, no cabe en el salón de casa, puede que no haga  juego con el color de las cortinas .... Evidentemente una montaña no es algo que se pueda regalar físicamente, ya que no se puede poseer. Si yo le hubiera pedido una montaña a mi padre él me hubiera respondido: ¡Y yo quiero la luna!

Pero las montañas no son solo algo físico. Son mucho más que una formación geológica de una u otra roca, cubierta o no de nieve, de formas suaves o de aspecto inaccesible.

Independientemente de  lo que sean las montañas en si mismas (para saberlo tal vez debiéramos preguntarles a las mismísimas montañas), lo que les da una dimensión única, es lo que representan para las personas, a través de lo que viven en ellas y con ellas.

Una montaña puede representar un sueño, un reto, un recuerdo, una esperanza, un camino, un grito,  una sonrisa, un llanto; el lugar en el que vivir una batalla con uno mismo, con los elementos, o el espacio en el que fundirse con su naturaleza para sentirse parte de la montaña. Pueden existir tantas ideas como personas.

El Picu Urriellu, al que alguien renombró como Naranjo de Bulnes, es una de esas cimas que poseen la capacidad de atraer las miradas y despertar las fantasías. Puede ser su forma de torreón inexpugnable o su grandeza que se acerca al cielo por encima de las nubes del Cantábrico, lo cierto es que reclama la atención desde todas sus caras.

Para Raquel y Fernando, la escalada de la vía "Directa de los Martinez" al Urriellu fue un regalo en forma de experiencia abierta al frio de la mañana, al calor del mediodia en la cara sur, a la incertidumbre de un "¿y yo podré?", al miedo al vacío, al valor de comenzar, a la satisfacción de haberlo conseguido, al recuerdo del tacto de la caliza y a las sensaciones del que nace a un mundo nuevo.

Y lo mejor de todo es que la vivencia sigue abierta y, como de la chistera de un mago, siguen saliendo sentimientos y sensaciones que quedaron escondidas en algún rincón y que afloran sin quererlo al exterior.


El Picu Urriellu sobre las nubes desde el Collado de Horcados Rojos.


Luces de amanecer desde la Canal de la Celada.


Al sol la cara Este, en sombra la cara Sur.
Más o menos por el centro discurre la vía "Directa de los Martinez".


En el largo de Entrada se concentran las mayores dificultades: Vº.


Tubos de órgano en el largo de salida al Anfiteatro. IVº


Último rápel.
Al fondo la Torre del Carnizoso.


El collado más estrecho: Collada Bonita (ruta que elegimos para regresar a Fuente Dé). A su derecha la torre de las Colladetas, en el centro la Aguja de los Martinez y a la izquierda la Torre del Oso.


 Desde Collada Bonita y de izquierda a derecha cuatro amigos:
Raquel, Angel, Fernando y la Sur del Picu.