viernes, 5 de septiembre de 2014

Salenques-Tempestades, atracón de cresta.

El Pico Aneto, con sus 3404 m. sobre el nivel del mar constituye la máxima altura de la Cordillera Pirenaica y posee una mezcla de ingredientes que forman una seductora poción mágica, capaz de atraer a muchas personas hasta su cumbre: Una meteorología extrema debido a su altura, gran desnivel, un terreno salvaje plagado de bloques, sin senderos, poco marcado, un glaciar (un poco agónico) y el Paso de Mahoma que con su exposición hace de último filtro, de manera que muchas personas tienen que renuncian a alcanzar la cima cuando casi pueden tocarla. Prueba de todo ello fue la jornada del 21 de Agosto pasado:

Mi hija Ana, en la Cresta de los Portillones, muy cerca del Portillón Superior.

Cresta de los Portillones. Aneto

En el glaciar de Aneto entre la niebla.

Glaciar de Aneto.

En el paso de Mahoma la escarcha se había acumulado en el lado sur, lo que añadido al viento y al frío, aumentaba la dificultad y sobre todo la exposición.

Paso de Mahoma. Aneto.

 Este es el aspecto de la Pilarica  de la cima ese día.

Virgen en la cumbre del Aneto.

Con una cuerdecita, un encordamiento de confianza y haciendo las cosas con cuidadín, llegamos tempranito a la foto de cima. Disfrutamos de cada momento de la ascensión comprobando que el Aneto es una gran montaña.

Cima del Aneto.

Esta pequeña descripción del Aneto no estaría completa sin hacer mención a las crestas que convergen en su cima. Por el sur Llosars, por el oeste la que viene desde el Pico Maldito (la parte que más se escala es la conocida como Cresta de En Medio) y por el este la Salenques-Tempestades. Esta última constituye uno de los recorridos de arista más codiciados del Pirineo y llegar a la cima del Aneto tras recorrerla en su totalidad resulta una actividad tan larga y dura como atractiva. Por hacer una comparación, se trata de un banquete en el que comes tanto que te cuesta acabar el postre... Un atracón de cresta.
A sus más de 2’5 km de recorrido hay que sumarle la posibilidad de ascender a 9 tresmiles (Forca Estasen, Torre de Salenques, Primer y Segundo Resalte de Salenques, Margalida, Tempestades, Punta Brecha Tempestades, Espalda de Aneto y el propio Aneto), la escalada de varios tramos de IVº y uno de Vº, la larga aproximación hasta el comienzo de la cresta en el collado de Salenques y el eternno descenso desde la cima del Aneto. Todo esto hace que una de las cuestiones más importantes a la hora de plantearse recorrer esta cresta sea la logística. Principalmente podremos elegir entre tres posibilidades:
  • El estilo “non stop”, también conocido como “hacerlo del tirón” desde  La Besurta o La Renclusa ida y vuelta en el día. La ventaja es ir muy ligero pero hay que tener piernas de Killian para aguantar semejante maratón.
  • Planificar la escalada vivaqueando en las numerosas plataformas que se encuentran en la cresta. De esta manera no existe la presión de acabar en el día y se puede disfrutar del magnífico espectáculo que ofrece un vivac en este entorno. En el lado negativo de esta elección tendremos que arrastrar el material de vivac por toda la cresta.
  • Vivaquear en la zona de Barrancs, a unas dos horas de La Besurta y otras dos del collado de Salenques para realizar la actividad ligeros. Esto supone bajar por el glaciar directos a Barrancs a recoger el material de vivac.
A lo largo de este verano he trabajado en la Salenques en dos ocasiones y la tercera opción me ha resultado perfecta, saliendo de la Besurta por la tarde sin prisas para vivaquear, madrugando para estar al amanecer en la cresta y llegando sobrados al último autobús (a las 21 h), tras 15 o 16 horas de actividad (2 de aproximación al collado de Salenques, 8 o 9 horas de cresta y 4 de descenso).

Con Dolors, 26 y 27 de Julio. Elegimos el vivac al raso.

Vivac en la zona de Barrancs. Aneto.

Con Lluis, el 23 y 24 de Agosto. Montamos la tienda al atardecer y la dejamos recogida durante la actividad.

Pernoctando en la zona de Barrancs. Aneto.

Aquí tenéis el enlace a otro blog en el  que encontraréis más información y en este otro un croquis interesante. Gracias a todos los que dedican tiempo a esta labor de información.
Otros detalles a tener en cuenta pueden ser poseer una buena forma física, tener una información adecuada y una buena previsión de la meteo, además de una buena técnica de seguridad y progresión que nos permita ser dinámicos, optimizando el tiempo para no forzar la máquina con horarios demasiado largos o vivacs inesperados. También puede ser interesante plantearse un horario máximo para pasar por el Margalida o Tempestades (puntos de decisión) para poder retirarse desde estas cimas hacia Vallibierna (largo pero sencillo).
Pero lo realmente importante, sea cual sea nuestro plan, es disfrutar de la aérea  cabalgada por este magnífico lomo de roca; aunque a veces el cansancio del momento  no deje espacio a la satisfacción hasta el final de la actividad.
Espero que os gusten las fotos, que os muestren los sentimientos que experimentamos esos días y que os animéis a descubrir los encantos y los secretos de esta y otras crestas pirenaicas.


Saliendo entre las 4 y las 5 de la madrugada, se puede llegar al amanecer por encima del Collado de Salenques.

Amanecer por encima del Collado de Salenques. Aneto.

En los Resaltes y Torre de Salenques encontramos las principales dificultades de la ruta.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

Desde el Margalida se contempla lo que todavía falta hasta Tempestades y Aneto.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

Corto largo de IVº antes de llegar al Tempestades.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

Tras destrepar a la Brecha de Tempestades, se comienza el ascenso a la Espalda del Aneto.
En las dos fotos tomadas en el mismo punto se aprecian las diferentes condiciones de nieve que se pueden encontrar con casi un mes de diferencia.

  Salenques-Tempestades. Aneto.
 Salenques-Tempestades. Aneto.

Antes de llegar a la Espalda de Aneto, último muro difícil (IVº+).
Otra cordada llega a la reunión. 

 Salenques-Tempestades. Aneto.

Desde la Espalda de Aneto. Tras haber recorrido toda esta cresta, no es extraño que comencemos a notar el cansancio.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

La otra cordada, Anna y Bernat siguen el camino que marca el filo.

 Salenques-Tempestades. Aneto.

La cima del Aneto. Si tuviera que destacar un símbolo de todos los que encontramos en la cumbre, sin duda sería nuestra sonrisa.

 Salenques-Tempestades. Aneto.


sábado, 24 de mayo de 2014

Oberland

Si tuviera que resumir en una palabra el pasado mes de abril, esa palabra sería "OBERLAND". Si tuviera que definir lo que este término ha significado para mi, lo haría con esta foto:


No siempre el esquí de montaña es así de perfecto: grandes espacios glaciares, de los que emergen estéticas pirámides que se recortan sobre un cielo azul; pendientes de nieve perfecta por las que evolucionar trazando huellas de caprichosa geometría. Aristas, palas, seracs, grietas, paredes, collados, rimayas .... elementos comunes a muchos paisajes de montaña pero que adquieren su identidad cuando les ponemos nombre propio: "OBERLAND"

En el post anterior, la Travesía del Mont Thabor nos sirvió de introducción al ambiente de las travesías con esquís en los Alpes. El macizo Suizo del Oberland nos sumerje de lleno en el mundo de las "Altas Rutas". La existencia de glaciares, las dimensiones, la dificultad técnica de ascenso y/o descenso de muchas de las vías normales que nos llevan a sus cimas (sin llegar a ser extrema), exije una buena planificación de los itinerarios y un buen conocimiento de las técnicas de progresión, aseguramiento y autorrescate en terreno glaciar. En muchas ocasiones tendremos que quitarnos los esquís para recorrer aéreas crestas o fuertes pendientes hasta las cumbres, que en ocasiones superan los cuatromil metros. El pico más alto es el Finsteraarhorn, de 4273 m. pero puede que sean más conocidos el Eiger, el Mönch o el Jungfrau. Precisamente el acceso más fácil al corazón del macizo es el tren  del Jungfraujoch (joch es uno de los nombres con los que se designa un collado). Su único  inconveniente es el precio (la palabra "caro" también define al Oberland). Cualquier otra vía de acceso supone más de cuatro horas (en el mejor de los casos) de foquear por los largos valles glaciares.  
Durante el mes de Abril he pasado casi 20 días por la zona, disfrutando del esquí y de la montaña; compartiendo todo esto con amigos y  compañeros de la formación de Guía de Alta Montaña, pues los exámenes de Esquí-Alpinismo han tenido lugar allí.
Aquí van un montón de fotos. Espero no ser pesado pero el lugar y lo que allí vivimos no me han dejado opción:

El proyecto original de visitar el Oberland fue de Baschi y de su motivación a prueba de bomba, aclimatación y luxaciones. 
Foto Baschi


Cima del Gross Fiescherhorn (4049 m.).
A mi derecha el Finsteraarhorn (4273 m.) y el Agassihorn (3953 m.), a la izquierda de Baschi el Gross Grünhorn (4044 m.). Foto Baschi.

Cumbre del Gross Fiescherhorn (Oberland).

Panorámica desde el Gruneghorn (3860 m.). De derecha a izquierda: Eiger, Mönch, Jungfrau y Aletschhorn (a mi lado). Foto Baschi.

Cumbre del Gruneghorn (Oberland).

Panorámica desde Konkordiahüte (hütte significa refugio). Aquí los refugios suelen estar al nivel en el que estaba el glaciar cuando se construyeron. Foto Baschi.

Konkordiahütte (Oberland).

Para subir al Konkordiahütte desde el glaciar hay más de 400 escalones.
Subir o no subir. Los refus son caros en todos los sentidos. Foto Baschi.

Escaleras de acceso a Konkordiahütte (Oberland).

Algunos días este es el único paisaje que se puede contemplar.


En esos momentos, la orientación por los glaciares se complica y conviene sacar la cuerda. Foto Nacho Morales.

Aletschgletscher (Oberland).

Entonces, el hecho de llegar de un refugio a otro constituye un ejercicio complicado de orientación.
Llegada a Hollandiahütte.

Hollandiahütte (Oberland).

Después de un día de mal tiempo, sol y dos palmos de nieve excelente.
Hollandiahütte.

Hollandiahütte (Oberland).

Mittaghorn (3699 m.). Subimos por la arista de la izquierda.

Mittaghorn (Oberland).

En la cima, al fondo al el Aletschhorn (4195 m.).

Mittaghorn. Al fondo el Aetschhorn (Oberland).

Desde la cima completamos un descenso de más de 2000 m. de desnivel hasta Blatten.
La zona más complicada del descenso fue la parte central del glaciar.





Completando la travesía del Gruneghorn al Gross Grünhorn (a la izquierda). Con Nacho, Guillem y Juanjo.
Foto Nacho Morales. 

Gross Grünhorn (izquierda) y Gruneghorn (derecha). Oberland.

Desde la cumbre del Gross Grünhorn, a la izquierda el Eiger y a la derecha el Gross y el Hinter Fiescherhorn. Foto Nacho Morales.

 Izquierda el Eiger y a la derecha el Gross y el Hinter Fiescherhorn. Oberland.

Finsteraarhornhütte, comenzando la ascensión al Finsteraarhorn.
Al fondo el Gross Wanenhorn.

Finsteraarhornhütte y Gross Wanenhorn. Oberland.

En la cumbre del Finsterarhorn con Nacho, Guillem y Juanjo; la cumbre más alta del Oberland.

Finsteraarhornhütte y Gross Wanenhorn. Oberland.

Momento aéreo en el descenso por la arista.

Cresta Norte del Finsteraarhorn. Oberland.

El último día de la formación-evaluacón en el Oberland, despidiendonos del Agassihorn y del Finsteraarhorn. Con Lluc, Fernando, Aitor, David y David, Mikel, Jordi y Joan. De regalo una de las peores nieves costra que he visto. No todo es perfecto en el paraiso.

Agassihorn (izquierda) y Finsteraarhorn (derecha). Oberland.





domingo, 13 de abril de 2014

Mont Thabor, alpes amables.

Descubrimos la travesía del Mont Thabor gracias a nuestro amigo Cesar y al libro que nos prestó.
A mi, al principio, el nombre me sonaba por sus connotaciones religiosas. De hecho, existe un Monte Thabor en Galilea, donde la tradición cristiana sitúa la "transfiguración" de Jesús.
Nuestro Thabor se encuentra cerca de la ciudad francesa de Briançon, en los Alpes du Sud - Hautes-Alpes. Con sus 3.178 metros, constituye la máxima altitud del macizo montañoso al que da nombre. Puede que por tener un hermano religioso en "Tierra Santa", la región está llena de pequeñas ermitas, una de ellas situada casi en la misma cima del Thabor.
El paisaje es espectacular, alternando las cimas escarpadas con cumbres, laderas y valles de carácter más "amable".
Pienso que esta travesía, que se puede realizar un poco "a la carta" en cuatro días, se trata de una buena manera de iniciarse en el mundo de las "altas rutas de esquí". No está exenta de peligros objetivos, sobre todo hay que tener presente el riesgo de avalanchas en algún que otro flanqueo; pero la ausencia de glaciares hace que sea el terreno ideal para ir descubriendo los secretos de como desplazarse con esquis por el monte durante varios días. Ahí van unas pinceladas:

Aunque parezca que venimos de hacer la compra, nos disponemos a comenzar la travesía. La primera etapa comienza en Nevache, a unos 1588 m. y remonta el Valle de Le Clarée hasta el refugio des Drayeres a 2180 m. Son 12 km. eternos de suave pendiente.


Numerosas hermitas y edificaciones con tejas de madera, se encuentran a lo largo del recorrido.


Llegada al refugio des Drayeres. Nos costó casi cuatro horas y unas ampollas de tamaño "huevo de codorniz" en los pies de Adri.


El segundo día hicimos una circular ascendiendo al Pic de la Roche Chateau (2898 m.).
Al fondo, en el centro, se puede ver el Mont Thabor (3178 m.)  y a la izquierda el Pic du Thabor de 3207 m.


 Después de ascender a la cima del Roche Chateau y descender por el valle de la Vallette (buscando la nieve transformada y huyendo de la costra) ascendemos al Col de  l'Aigüille Noir de 2685 m.


Para llegar al collado puede ser necesario quitarse los esquís.
No todo el mote es esquiable.


Desde el collado, descendemos más de 500 m. por pendientes suaves comprobando como la nieve empeoraba por el calor. En primavera hay que aprenderse la siguiente fórmula matemática:
Nieve dura por la mañana + sol y calor = Nieve papa.
Conclusión: a madrugar. Otro de los encantos del monte en esquís.


Tercer día: Ascensión al Mont Thabor por la ruta de los tres collados.
Este es el Flanqueo (normalmente se hace por una huella que se ve más arriba) entre el Col des Muandes y el Col de Valmeniere. Ojito si el riesgo de aludes es alto.


Desde el Col de Valmeniere al Col de la Chapelle.
El perfil de la izquierda nos llevaría a la cima del Thabor.


Casi en la cumbre se encuentra la "Chapelle du Mont Thabor".


Cumbre con el macizo de Ecrins al fondo.


No se puede negar que cada uno posa para la autofoto como quiere.


Un largo descenso nos espera (casi 1500 m.) hasta les Granjes de le Vallée Etroite.
Observados siempre por el Grand Séru.


En el refugio I Re Magi o de los reyes magos. Refugio italiano en territorio francés, con personal amable, buena comida y en un entorno espectácular. Al día siguiente nos costó marcharnos.


El cuarto día volvemos a remontar le Vallée Etroite.
En el centro el Thabor y a la dereha los Séru.


Gran Séru.


 Entramos en el Valle de Chardonet y nos desviamos hacia el sur para ascender al Col du Vallon de 2645 m. y descender a Nevache por el valle del mismo nombre.


Disfrutamos de los más de mil metros de  descenso final de esta travesía.


De nuevo en Nevache, ya no sabemos si venimos de compras, ponemos un mercadillo, vamos a la playa o le cortamos los pies a Adri.... ¡Menudas Ampollas!


Amigos, montañas y las sensaciones vividas sobre esos artilugios que llamamos esquís, son los ingredientes de la poción mágica que hemos probado en el Thabor y que seguiremos buscando en otras nieves y en otras cimas.
Al final se les coje cariño a estos animalejos.