El Pico Aneto, con sus 3404 m. sobre el
nivel del mar constituye la máxima altura de la Cordillera Pirenaica y posee
una mezcla de ingredientes que forman una seductora poción mágica, capaz de
atraer a muchas personas hasta su cumbre: Una meteorología extrema debido a su
altura, gran desnivel, un terreno salvaje plagado de bloques, sin senderos,
poco marcado, un glaciar (un poco agónico) y el Paso de Mahoma que con su
exposición hace de último filtro, de manera que muchas personas tienen que renuncian
a alcanzar la cima cuando casi pueden tocarla. Prueba de todo ello fue la
jornada del 21 de Agosto pasado:
Mi hija Ana, en la Cresta de los Portillones, muy cerca del Portillón Superior.
En el glaciar de Aneto entre la niebla.
En el paso de Mahoma la escarcha se había acumulado en el lado sur, lo que añadido al viento y al frío, aumentaba la dificultad y sobre todo la exposición.
Este es el aspecto de la Pilarica de la cima ese día.
Con una cuerdecita, un encordamiento de confianza y haciendo las cosas con cuidadín, llegamos tempranito a la foto de cima. Disfrutamos de cada momento de la ascensión comprobando que el Aneto es una gran montaña.
Esta pequeña descripción del Aneto no
estaría completa sin hacer mención a las crestas que convergen en su cima. Por
el sur Llosars, por el oeste la que viene desde el Pico Maldito (la parte que más se escala es la conocida como Cresta de En Medio) y por el este
la Salenques-Tempestades. Esta última constituye uno de los recorridos de
arista más codiciados del Pirineo y llegar a la cima del Aneto tras recorrerla
en su totalidad resulta una actividad tan larga y dura como atractiva. Por hacer una comparación, se trata de un banquete en el que comes tanto que te cuesta acabar el postre... Un atracón de cresta.
A sus más de 2’5 km de recorrido hay que
sumarle la posibilidad de ascender a 9 tresmiles (Forca Estasen, Torre de
Salenques, Primer y Segundo Resalte de Salenques, Margalida, Tempestades, Punta
Brecha Tempestades, Espalda de Aneto y el propio Aneto), la escalada de varios
tramos de IVº y uno de Vº, la larga aproximación hasta el comienzo de la cresta
en el collado de Salenques y el eternno descenso desde la cima del Aneto. Todo
esto hace que una de las cuestiones más importantes a la hora de plantearse
recorrer esta cresta sea la logística. Principalmente podremos elegir entre
tres posibilidades:
- El estilo “non stop”, también conocido como “hacerlo del tirón” desde La Besurta o La Renclusa ida y vuelta en el día. La ventaja es ir muy ligero pero hay que tener piernas de Killian para aguantar semejante maratón.
- Planificar la escalada vivaqueando en las numerosas plataformas que se encuentran en la cresta. De esta manera no existe la presión de acabar en el día y se puede disfrutar del magnífico espectáculo que ofrece un vivac en este entorno. En el lado negativo de esta elección tendremos que arrastrar el material de vivac por toda la cresta.
- Vivaquear en la zona de Barrancs, a unas dos horas de La Besurta y otras dos del collado de Salenques para realizar la actividad ligeros. Esto supone bajar por el glaciar directos a Barrancs a recoger el material de vivac.
A lo largo de este verano he trabajado
en la Salenques en dos ocasiones y la tercera opción me ha resultado perfecta,
saliendo de la Besurta por la tarde sin prisas para vivaquear, madrugando para
estar al amanecer en la cresta y llegando sobrados al último autobús (a las 21
h), tras 15 o 16 horas de actividad (2 de aproximación al collado de Salenques, 8 o 9 horas de cresta y 4 de descenso).
Con Dolors, 26 y 27 de Julio. Elegimos el vivac al raso.
Con Lluis, el 23 y 24 de Agosto. Montamos la tienda al atardecer y la dejamos recogida durante la actividad.
Aquí tenéis el enlace a otro blog en el que
encontraréis más información y en este otro un croquis interesante. Gracias a todos los que dedican tiempo a esta
labor de información.
Otros detalles a tener en cuenta pueden ser poseer una buena forma
física, tener una información adecuada y una buena previsión de la meteo, además
de una buena técnica de seguridad y progresión que nos permita ser dinámicos,
optimizando el tiempo para no forzar la máquina con horarios demasiado largos o
vivacs inesperados. También puede ser interesante plantearse un horario máximo para pasar por el Margalida o Tempestades (puntos de decisión) para poder retirarse desde estas cimas hacia Vallibierna (largo pero sencillo).
Pero lo realmente importante, sea cual sea nuestro plan, es
disfrutar de la aérea cabalgada por este
magnífico lomo de roca; aunque a veces el cansancio del momento no deje espacio a la satisfacción hasta el
final de la actividad.
Espero que os gusten las fotos, que os
muestren los sentimientos que experimentamos esos días y que os animéis a
descubrir los encantos y los secretos de esta y otras crestas pirenaicas.
Saliendo entre las 4 y las 5 de la madrugada, se puede llegar al amanecer por encima del Collado de Salenques.
En los Resaltes y Torre de Salenques encontramos las principales dificultades de la ruta.
Desde el Margalida se contempla lo que todavía falta hasta Tempestades y Aneto.
Corto largo de IVº antes de llegar al Tempestades.
Tras destrepar a la Brecha de Tempestades, se comienza el ascenso a la Espalda del Aneto.
En las dos fotos tomadas en el mismo punto se aprecian las diferentes condiciones de nieve que se pueden encontrar con casi un mes de diferencia.
Antes de llegar a la Espalda de Aneto, último muro difícil (IVº+).
Otra cordada llega a la reunión.
Otra cordada llega a la reunión.
Desde la Espalda de Aneto. Tras haber recorrido toda esta cresta, no es extraño que comencemos a notar el cansancio.
La otra cordada, Anna y Bernat siguen el camino que marca el filo.
La cima del Aneto. Si tuviera que destacar un símbolo de todos los que encontramos en la cumbre, sin duda sería nuestra sonrisa.